Gamonal invisible: la batalla por la información. Más allá del PSOE y el PP



Hace unos meses me dediqué a indagar de forma independiente en los conflictos de los barrios de Gamonal y Cabanyal. Luego, escribí sendos reportajes tratando de ofrecer la mirada de todas las partes implicadas, y si alguna de ellas quedó finalmente fuera se debió a su propio deseo de no aparecer en el texto: hubo gabinetes de prensa de la policía y de partidos políticos que respondieron a las preguntas con evasivas y lugares comunes, o señalaron que sobre esos temas ya estaba todo dicho. 
De todos modos, en estos reportajes sí puede escucharse a personas que se alegraron de que alguien les brindara la oportunidad de ofrecer al fin (literalmente dijeron eso) su versión. Una sorpresa sorprendente, teniendo en cuenta la cantidad de informaciones que se han volcado ya sobre ambos conflictos. Una sorpresa que entendí mejor cuando medio año después de escribir los artículos, seguía sin encontrar un medio de comunicación de alcance nacional interesado en publicarlos. De hecho, ni siquiera recibí una negativa de ninguno de los siete medios a los que ofrecí los textos. Era la primera vez que me ocurría algo así tras 20 años en la profesión. 
Es cierto que los textos no estaban pensados para satisfacer la línea editorial de ningún periódico ni revista en concreto, y también lo es que tenían una extensión más larga de lo habitual, pero los soportes digitales ofrecían una alternativa a ese hándicap y, en cualquier caso, siempre cabía la opción de publicar el texto recortado. Pero nada. Nadie respondía. Ni sí ni no. 
En los reportajes se hablaba más o menos de lo que en realidad hablaban todos, si bien intentaba presentar cada conflicto desde su origen y plasmar una visión global del asunto confrontando opiniones (algunas aún no recabadas) y hechos. Obviamente, ni unos ni otros "contendientes" se iban a sentir del todo cómodos, pero mi trabajo no consiste en ponerle almohadas a las fuentes, ni al lector, y mucho menos a los responsables de unos medios de comunicación cuyo deber, al menos su hipotético deber, es regirse por la imparcialidad y atenerse a los hechos y a los testimonios diversos. 
De todas formas, lo único que esperaba de los periodistas en nómina era una respuesta. Un acuse de recibo. Como esa respuesta no llegó, me pregunté hasta qué punto ese Cabanyal, ese Gamonal, se habrían vuelto invisibles en el país de los rojos o azules, de los moros o cristianos, de la derecha o la izquierda. Este primer texto, el dedicado a Gamonal, es la prueba de lo que al menos yo sí vi. 

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Gamonal invisible: la batalla por la información

Los disturbios que a principios de año proyectaron al barrio de Gamonal a los informativos de todo el mundo tienen un llamativo antecedente en una antigua disputa entre los vecinos y el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, que en 2005 ya pretendió remodelar una vía del mismo barrio topando con la oposición popular. Por entonces, Lacalle detentaba el cargo de edil de urbanismo y su plan apuntaba a la calle Eladio Perlado. Pese a las cargas policiales contra los manifestantes, las obras no llegaron a ejecutarse. Nueve años después, y esta vez al frente de la alcaldía, Lacalle ha querido modificar la principal avenida de Burgos, la calle Vitoria, a su paso por Gamonal. Y de nuevo se estrella con los vecinos. La diferencia es que, mientras que el conflicto de 2005 casi no trascendió más allá de la ciudad, las redes sociales han amplificado colosalmente el impacto de la última revuelta, que puede entenderse mejor atendiendo al papel que han jugado los medios de comunicación.