> Una ñ inesperada | Gabi Martínez

Una ñ inesperada




Hoy sale a la venta en Amazon mi libro Una ñ inesperada. Crónica de una desobediencia. Su publicación ha estado rodeada de lo que en el propio texto se denominan Circunstancias Especiales, de ahí que haya optado por publicarlo exclusivamente en digital, por mi cuenta. A continuación puedes leer el prólogo, donde se contextualizan un poco esas Circunstancias, y se ofrece una idea de lo que hallarás en el interior. 
Espero que te interese. 

Prólogo

"No creo mucho en las prisas, pero estoy equivocado. O quizás no. En cualquier caso, la lectura que ahora empiezas habría aparecido en papel, como estaba previsto, de haber escuchado a quienes me recomendaron amortizar el estrellato político de Antonio Baños -le llegó a entrevistar el Gran Wyoming en prime time- publicando este libro cuanto antes, “porque en política nunca se sabe”.
Por entonces, hace ni más ni menos que dos años, había una editorial de lo más comprometida a difundir las páginas que leerás en minutos, y Baños había aceptado mi compañía durante la campaña electoral en la que fue protagonista y a la que se entregó con excelente humor, volcándose en cada mítin, en cada encuentro, cauto pero emocionado por las novedades que vivía y con las que adivinaba por delante.
Hoy, tras la retirada de la editorial -“los comerciales creen que el personaje ya no interesa”-, y las reticencias del propio Baños después de su espectacular e histórica salida del Parlament, cuelgo a pelo este libro en la red, sin el acostumbrado amparo de los editores, los correctores, ni el alivio de ese dinero de adelanto que suele servir para costear una parte de la investigación y la escritura. A ver qué pasa.


Gente cercana advierte que un libro que no ha querido nadie no es la mejor publicidad, pero “querer” y “nadie” son términos muy relativos cuando aluden a la opinión pública, y como “de perdidos al río” y “que me quiten lo bailao” o “de algo hay que morir”, pues venga.
Cuelgo el libro porque confío en su valor más allá de que Baños no esté de moda. Confío en el interés perdurable de una figura que rompió el molde del discurso político en España, introduciendo en conferencias o debates un humor significante que conquistó tanto a hipsters como a payeses, a la vez que se convertía en heraldo de la desobediencia al subrayar que, si el independentismo prosperaba, habría un momento en el que sería necesario desobedecer en bloque. Desobedecer de verdad. Muchos oían e incluso empleaban esa palabra con alegría, quizá por atisbarla lejana. Pero resulta que la palabra ya está aquí. Y marca el final del juego, si es que alguien se lo planteó alguna vez de semejante forma. Hoy, esa palabra lo es todo, porque viene a cribar la postura real de cada uno, distinguiendo al convencido del charlatán, al irresponsable del “mártir”, al especulador del inflexible. Y porque el número de desobedientes practicantes determinará de una forma más precisa
hasta dónde puede llegar el impulso de los partidarios del referéndum.
La desobediencia no admite medias tintas, y sus fieles deberán asumir las penas derivadas con la honorabilidad de los convencidos o descubrir en primera persona ciertos dolorosos matices de la condición, de su condición, humana. ¿Querer es poder? ¿Qué es lo que quiero? ¿Y con qué intensidad? En definitiva, qué tipo de individuo soy, qué estoy dispuesto a hacer y soportar por los ideales en los que creo.
Para ser desobediente hay que gastar un determinado carácter y la cuestión es cuántos de los que pronuncian palabras y promesas incluso a gritos son capaces de cumplirlas y cargar con sus consecuencias cuando llega la hora de la verdad.
El libro que vas a leer apunta hacia esta duda, que fue la mía mientras profundizaba en la descripción de una persona, Baños, con un perfil sin duda desobediente y por eso preparada para encajar castigos que podrían oscilar desde la incautación de su patrimonio -siempre se movió con cuatro chavos, perder dinero no le iba a perturbar en exceso- a la cárcel.
Además, Baños era un neoindependentista emergido de un barrio inesperado, y todo ello representaba una fuerza, exótica pero fuerza, que descolocaba a la mayoría a la vez que contagiaba ideales... que no todos los contagiados estaban en condiciones de hacer auténticamente suyos. Creo que las estupendas contradicciones que encarnó aquella especie de espontáneo, y los desafíos que él y su partido plantearon a la sociedad trascienden la campaña electoral que articula esta narración, de ahí que insista tanto en publicarla.


Como no tengo editores ni departamento de prensa que vaya a promocionar esta publicación... te diré que TIENES ENTRE TUS MANOS una historia ESCALOFRIANTEMENTE DIVERTIDA!!! (hay políticos, qué garantía) y MARAVILLOSA, donde podrás vislumbrar otras formas de transmitir ideas de regeneración social desde atriles o barras de bar, con un protagonista QUE NO PODRÁS OLVIDAR porque ofrece una mirada infrecuente y ¿FORMIDABLE? sobre Catalunya, entre otras cosas gracias a la MAGISTRAL clarividencia literaria del autor (yo), un exjoven nacido en Barcelona, crecido entre esa ciudad y Hospitalet de Llobregat en el seno de una familia bilingüe, con un padre del barrio de La Torrassa y una madre de Agudo, pueblecito de Ciudad Real. Un autor que tiene parentela en Sevilla, escribe en lengua española y se sigue sorprendiendo cuando demasiadas personas prejuzgan sus ideas políticas ateniéndose a semejante enumeración.
La obra ha recibido INIGUALABLES y no menos SOBERBIAS reseñas de mi chica -”¿De verdad pasó eso?”-, mis hermanos -”es que me troncho con este hombre”- o mis padres -“Menudas verdades dice. Pero un día le partirán la cara”-. En fin, que SE LEE DE UN TIRÓN y QUERRÁS QUE NO ACABE NUNCA. Una experiencia ULTRAFENOMENAL.
Fin de la publicidad.

El verdadero objetivo de este prólogo es contextualizar la historia que vas a leer, una crónica de campaña electoral que termina en la madrugada del 27 al 28 de septiembre de 2015, cuando Junts pel Sí y la CUP, el partido que tenía a Baños como número 1, lograron una mayoría de votos suficiente para, en el caso de alianza, formar un gobierno que apostaría por convocar un referéndum de independencia. En aquella fecha, Artur Mas lideraba Junts pel Sí, la formación con más escaños del Parlament, pero ser el heredero de Jordi Pujol y cabeza de un partido asociado a numerosos escándalos de corrupción había hecho que la CUP reclamara su retirada como condición indispensable para el pacto de gobierno.
Después de tres meses de negociación, la CUP se dividió en dos bandos: los que priorizaban un buen pacto incluso bajo la presidencia de Mas; y los que aún exigían el sacrificio del líder. Las tensiones internas en la CUP llevaron a que, al límite de la fecha que obligaría a convocar nuevas elecciones, Baños presentara la renuncia como número 1 del partido anticapitalista. Su movimiento trastocó el tablero desencadenando una agónica tanda de negociaciones resueltas sobre la bocina con la dimisión de Artur Mas, lo que abrió la vía para formar un gobierno de mayoría independentista.
El Estado español, que se había ensañado criticando las trifulcas internas de los partidos catalanes, acababa de convocar elecciones, y se vio asimismo inmerso en su propio súperberenjenal de desacuerdos, que mantuvo al país sin gobierno durante prácticamente un año, con los cuatro grandes partidos nacionales empleando a Catalunya como arma arrojadiza. En el intervalo, continuaron destapándose casos de corrupción que manchaban sobre todo a los partidos más veteranos en tareas de gobierno, tanto en la esfera catalana como española.
El Tribunal Constitucional anuló resoluciones del Parlament de Catalunya mientras la policía registraba sedes de partidos y propiedades particulares de personalidades catalanas basándose en sospechas a menudo gratuitas, como ahora se sabe, porque el Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz había creado un cuerpo de agentes con, se sospecha (esto lo debo poner para que no me acusen de cualquier cosa), la misión de inventar pruebas y acusaciones contra individuos proclives a la independencia, en lo que ahora se denomina la Operación Cataluña.

En cualquier caso, desde la aparición de nuevas formaciones políticas y el recrudecimiento del conflicto entre los gobiernos catalán y español se han multiplicado las denuncias contra políticos, empresarios y advenedizos del poder, que aún desfilan por juzgados y prisiones en una escalada de temores y tensión que se va cobrando literalmente vidas, como la de la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá, muerta de un infarto, o la del expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, que dicen que se suicidó disparándose al pecho con una escopeta de caza.
También dramática ha sido la lucha fratricida por liderar el PSOE, cuya militancia ha renombrado líder al poco antes depuesto Pedro Sánchez, desatendiendo los deseos de una vieja guardia socialista a la que se percibe en clara connivencia con los intereses del PP.
Los penúltimos capítulos de este espectáculo para seriéfilos los escriben las dimisiones y ceses de cargos políticos motivados por las dudas que han asaltado a algunos miembros del Govern de la Generalitat presidido por Carles Puigdemont, al valorar por fin en serio el peaje que podrían pagar si acaban organizando un referéndum que el Estado español enmarca en la ilegalidad. Dudas y ceses que han disparado calificativos como “caza de brujas”, “purga” o “depuración”, pronunciados con un desparpajo pasmoso por los contrarios a la convocatoria, y con una rabia que a menudo desprende algo semejante al odio.
La tensión entorno al referéndum ha quedado patéticamente reflejada en algunas -demasiadas- reacciones tras el atentado perpetrado por yihadistas el 17 de agosto de 2017 en Las Ramblas de Barcelona. El ataque ha servido para que ciertos individuos y medios de comunicación se hayan envuelto en sus respectivas banderas con el objetivo de calumniar a los cuerpos de seguridad del “bando” rival, utilizando a los muertos para continuar hablando de lo que en realidad les desasosiega: el independentismo.


Como han indicado algunos tweets, los informativos españoles contemporáneos parecen obra de guionistas de Netflix o HBO. Además del reciente atentado, la avalancha de noticias sobre conspiraciones, delitos y mafias amparadas por diputados, ministros o consellers, y la irritación cada vez más visceral de una ciudadanía sobreinformada, ayuda a intuir el grado de presión al que están sometidas las personas directamente vinculadas a la política.
El seguimiento del día a día parlamentario durante los meses posteriores a la campaña de 2015 me ofreció un atisbo de los agobios que se viven en ese ruedo, permitiéndome entender mejor el nerviosismo de Baños cuando, una tarde de chiringuito playero y ya descabalgado del Parlament, afirmó en baja voz que últimamente le inquietaban los lugares públicos porque la gente le hacía fotos clandestinas para colgarlas en redes sociales junto a frases que le robaban mientras mantenía conversaciones privadas. Lo dijo mirando de reojo a los clientes de la mesa vecina.
A continuación, y sin haber leído aún este libro, desacreditó mi trabajo de varios meses alegando que yo no me había limitado a seguirle durante la campaña sino que también había entrevistado a amigos suyos y gente que le conocía, y que ese tipo de libro no podía... no podía... no podía ser.
Baños se formó como periodista y, hasta dónde yo sabía, creía en la independencia de los profesionales y en su derecho a buscar la información veraz sin coerciones. Pero en aquel chiringuito, Baños también se había presentado con su otro, y bastante nuevo, yo: su yo expolítico. Que, además, estaba desasosegado. Conclusión: el libro que en septiembre de 2015 debió imaginar como un simpático documento para la Historia, en verano de 2016 emergía como su particular suplicio a lo Lucasfilm, su genuina Amenaza Fantasma.
Ha transcurrido casi un año desde nuestro último encuentro, y desconozco el estado de Baños. A veces le veo en la tele o le escucho por la radio interviniendo en tertulias políticas, presentando un magazine cultural, pero desde la tarde del chiringuito no responde a mis llamadas y mensajes. Tras enviarle el libro para conocer su opinión y sopesar posibles modificaciones tampoco hubo respuesta.

En junio de 2017, la editorial decidió no publicar este libro, que unos meses antes había leído y aprobado. Parece que Baños ya no es lo bastante rentable. Opino distinto: su experiencia sí lo es. La novedad que propuso, lo es. No en términos eminentemente económicos, pero lo es. Porque, al margen de recordar desde una tribuna pública que la desobediencia civil es todavía hoy una alternativa en España, Baños marcó tendencia nacional con su estilo de comunicar política, al margen de que los receptores compartieran sus planteamientos o no. En septiembre de 2015, evidenció ante un público masivo la posibilidad de proyectar ideas de gobierno de una manera creativa y eficiente. Quizás hallara una cierta ventaja y calma en saber desde el principio que él no pertenecía a ese mundo (La Política Profesional), donde ejercía de forastero, un tipo de paso; y en reconocerse como un gran perdedor. Reconocerse, sea en la posición que sea, procura confianza y libertad.
El movimiento final de Baños, dimitir porque su partido anticapitalista no pactaba con el adalid de la burguesía, es un eco que perdurará en los anales de los pactos no consumados y que sin embargo resultaron decisivos. Baños creía en un país independiente, y estaba dipuesto a llegar a acuerdos no del todo naturales en pro de ese fin superior. Podrás compartirlo o no, pero estaba dispuesto a pagar el precio de su anhelo. Por desobedecer con todas las de la (su) ley, Baños se habría aliado con Mas. Habría ido a la cárcel junto a él. Pero como la CUP le obligaba a mantener la disciplina de partido, temió que su ilusión se frustara, y se marchó. ¿Desertó? Si traicionó, ¿a quién fue? El caso es que desapareció. Flop. Nunca nadie antes había abandonado la CUP. Este es un libro sobre alguien con esa clase de ideas e iniciativas".

Por 2,99 euros.
El libro lo encuentras aquí.



2 comentarios:

Unknown dijo...

No tengo Kindle. ¿Qué hago?

Gabi Martínez dijo...

Hay que bajar la app para la plataforma donde quieras leerlo y, en principio, podrás descargarlo sin problemas.