Premi
Continuarà 2012. Casa Fuster. Tarde. Recibo un premio de chocolate que se va
deconstruyendo a lo largo de la velada. Varios amigos participan del mismo. Se
lo dedico a los periodistas que aún se esfuerzan por comunicar con el máximo rigor posible lo que está ocurriendo ahí fuera, pese a las inclemencias políticas y económicas del sector; y a
los editores que han confiado a lo largo de estos años no sólo en mi literatura
sino también en una idea, un proyecto, que pasa por aupar a la literatura de
viajes y al periodismo literario a un lugar más visible. En esos dos géneros,
en su visibilidad, se asientan los pilares de una sociedad y una literatura más
libres.
Desde
el balcón del hotel, mi gran gran amigo Gerardo Marín -responsable de Santillana
en Barcelona- y yo ofrecemos el premio al cielo nublado de Barcelona. Hacemos el tonto sin ponernos rojos.
Agustí
Villaronga y Mario Torrecillas han bajado expresamente de la montaña para
comerse un trozo de premio. Me hacen considerablemente feliz.
Sant
Jordi. Mañana. La foto de grupo a la que condenan a los escritores que firmaremos en Sant Jordi es
un calvario semejante a las mañanas en el metro de Tokio. Creo que será mi última vez.
La firma más exótica se produce en un Corte Inglés barrido por el viento demasiado fuerte y frío, sólo abrigado, a la derecha, por las guionistas de Gran Hermano; a la izquierda, por la ideadora del programa Supermodelo. Eso sí, conozco al escritor Juan Sardà, un trotamundos dotado para la ciencia ficción. En este lugar, la inspiración le puede llegar fácilmente.
La firma más exótica se produce en un Corte Inglés barrido por el viento demasiado fuerte y frío, sólo abrigado, a la derecha, por las guionistas de Gran Hermano; a la izquierda, por la ideadora del programa Supermodelo. Eso sí, conozco al escritor Juan Sardà, un trotamundos dotado para la ciencia ficción. En este lugar, la inspiración le puede llegar fácilmente.
Sant
Jordi. Tarde. He visto a algunos amigos y firmado libros que publiqué en años anteriores,
eso hace ilusión. Acabo en la Fnac, mirando al público que mira a los que
estamos “encarpados”. Cuatro individuos se han sentado en un banco tras el
cordón de seguridad y se dedican a escrutarnos durante una hora. También ven a
mi hijo, Gael, sentado en mis muslos. Los espectadores nos observan como a una
especie de gorila y su cría. El pequeño gorila dedica el primer libro de su
vida. Al lado, Palahniuk tiene una cola envidiable. Ese hombre despierta auténticas ganas de lucha.
Sant
Jordi. Noche. En el Dry Martini dan copas y de cenar. Entre otras cosas, hay platos
de garbanzos. Somos varios los escritores con cuchara. Hay cosas que no cambian
nunca.
Post Sant
Jordi. Doy la
última clase en el Máster de Periodismo de Viajes de la UAB. Ha consistido en
un minicurso titulado Escribir Viajes en el siglo XXI. Una experiencia
satisfactoria en la que he insistido en la importancia de la fantasía para
describir la realidad.
1 comentarios:
no conocía tu blog, y celebro haberlo encontrado. y me gusta lo que escribes y cómo lo haces (esto último no cambia, escribas lo que escribas).
me ha encantado Sólo para gigantes. quizá porque tú lo eres. ya comentaremos.
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